Tenue sube el frío y tenue el temor a no querer,
me desgarro en dolor,
y los pensamientos estrujan los años.
Perdidos los días
y perdidos los ojos anhelantes;
rompo el molde de la esperanza
y el viento corta el rostro yacente.
Tras las pisadas sangrantes
caen los cristales del alma,
dejando vacío el cuerpo que habito...
Triste la noche y triste la luna que mira el final
todos duermen, nadie me oyó gritar...