lunes, 8 de julio de 2013

En éste momento



La estrella que condujo mi sueño, 
se aleja en el manto negro que me envuelve.
La sonrisa que arrancó éste momento, 
ahora se aferra al recuerdo.
La mentira, se torna más verdad que nunca ante la sospecha.
El desenlace, quiebra la rutinaria querella de creer versus aceptar.
La esperanza, me dio contra el suelo adiamantado, 
más duro y más duro cada vez... 
Es mejor no esperarla, nunca llega a tiempo.
La costumbre, se convierte en un estilo de vida 
y sólo pienso en la ciudad vieja, 
aquella bajo la que muchos anhelan hallar una respuesta.
Dedicarse a no esperar, 
es la rutina de aquel 
que ganó al saber la verdad.
Esa verdad que te convierte en parte del todo,
ese todo que te convierte en unidad,
esa unidad que te obliga a renunciar a las partes,
ese todo, que no deja vivir sin esperar.
Pues como toda esperanza, se esfumará,
sin la más mínima presencia de brega.
Sin lucha, no hay victoria…
Entonces, en mis salvadores años, dónde quedaron las victorias?

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